viernes, 7 de abril de 2017

Pudor y modestia


Queridas amigas lectoras, hoy quiero hablaros de un tema que realmente me preocupa y al mismo tiempo me apasiona: el atavío de la mujer cristiana.

"Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso,ni oro,ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad" (1 Tim. 2:9,10)

Este versículo bíblico, junto con 1 Pedro 3:3 y 4, son los que  tengo como referentes personales para mi propia vida y para  enseñar a otras mujeres cristianas a vestirse adecuadamente. Hay que tener en cuenta, claro está, que es necesario estudiar el contexto histórico y cultural de cualquier texto bíblico para poder apropiarnos de sus verdades y poder aplicarlas a nuestra vida cristiana personal actual, así que, teniendo en cuenta esta premisa, mi intención es la de analizar este versículo en su significado primeramente, y de cómo tú, como mujer cristiana  del siglo XXI, puedes empezar a llevarlo a cabo de una manera práctica en tu vida, en una próxima entrada.

Reitero en que serán solamente algunas sugerencias basadas en mi propia experiencia personal, no son normas que debes seguir al pie de la letra. Creo que como hice yo, cada una debe orar sobre este tema delante de Dios y que sea Él y tus gustos y estilo personal los que te guíen.

Antes de empezar con lo primero, hemos de anotar también que el apóstol Pablo está haciendo referencia en este texto, sobre cómo, hombres y mujeres, debían conducirse en el culto público. Así que, señoritas y señoras, debemos tener esto muy presente también, no es lo mismo ir al campo a pasear que ir un domingo a la iglesia. Esto también lo trataremos en un segundo artículo.

Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa

Ataviarse, (literalmente "adornarse con traje adornado") como indica el versículo, es propio de las mujeres. A nosotras nos encanta adornarnos, estar siempre bellas sea cual sea la ocasión, y aquí el apóstol lo da por sentado. La mujer cristiana, por tanto, puede y debe adornarse, es decir, arreglarse. No comparto la idea de que la mujer cristiana debe mostrarse desaliñada y descuidada para mostrar una mayor piedad. Ser ama de casa, esposa y madre, es un honor, somos embajadoras de nuestro hogar, el terrenal y el celestial.

con pudor y modestia

Pudor hace referencia a vergüenza, es decir, al temor de sobrepasar ciertos límites, los de la decencia.
Es muy curioso ver de qué manera el pudor puede ser diferente según la cultura y los tiempos a lo largo de la historia. Hace apenas un siglo, mostrar  un poco más allá del tobillo era algo impensable. ¿Recordáis la foto de aquel señor en las playas con una regla que medía las faldas de los trajes de baño de las señoras de antaño? Si alguna dama sobrepasaba los centímetros permitidos que podía mostrar, era expulsada de la playa. En cambio hoy día, en el mundo occidental, las chicas adolescentes enseñan media nalga tan tranquilas y casi nadie se escandaliza.

Así que, ¿cuál es el límite?¿qué podemos y hasta dónde puede mostrar  una mujer cristiana?

Nuestra vara de medir debe ser el amor, siempre el amor al prójimo, para no hacerle tropezar. (Lc. 17:1)

La palabra "modestia" también nos da una muy buena pista. Modestia se refiere al buen juicio o sentido común. Es decir, debemos vestirnos de forma sensata, sin llamar la atención, sin el objetivo de exhibirnos. A la casa de Dios vamos a adorarle, a escuchar su Palabra, la atención debe estar puesta en Él, y como mujeres, debemos ayudar a los demás hermanos/as a centrarse en lo mismo.

no con peinado ostentoso,ni oro,ni perlas, ni vestidos costosos

En los tiempos de Pablo la moda era trenzarse el cabello, y es que, literalmente, el texto en griego dice "no se adornará con trencillas". Pero no era el hecho de llevar el pelo trenzado a lo que Pablo se oponía, sino a lo que esta moda conllevaba. Asociadas a las trenzas estaban las peinetas de marfil o carey enjoyadas con oro, plata o perlas, algo realmente exuberante además de costoso. Las más recatadas usaban alfileres de bronce cuyos extremos se adornaban con figuras de animales, ídolos o figuras femeninas desnudas. Y esto se mostraba también en los vestidos.

¿Significa esto que la mujer cristiana de hoy no puede llevar oro ni plata ni perlas?

Mi respuesta es, sí que puede. Actualmente el oro no es tan costoso, se vende a varios precios. Casi todas las mujeres occidentales poseemos alguna gargantilla o pendientes de oro, plata o algún adorno de perlas, aunque sean falsas (las perlas de verdad siguen siendo caras, quizá no tanto como para vender todas nuestras posesiones para comprar una como dice Mateo 13.46 pero siguen siendo caras)

Llevar oro o plata en nuestros días es algo común y generalizado en muchos países, Pero con esto también hay que tener cuidado y hacer uso de nuestro sentido común y del amor al prójimo. Hermana, aunque Dios te haya bendecido con riquezas económicas y puedas permitirte ciertas piedras preciosas o ropa costosa y de última moda que pueda llamar la atención más de lo normal, no lo uses en la iglesia, donde puedes ser de tropiezo para otros hermanos/as de condición bastante humilde.

Pablo llama al recato y a la sencillez en la casa de Dios, alertando a las mujeres cristianas a no caer en vano materialismo. Me suena de algo también...

sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad

Y aquí viene la enseñanza. Una mujer cristiana no puede profesar culto a la belleza y a la imagen personal, su culto es para el Señor ¿y cómo se demuestra esto? por medio de las buenas obras. Si decimos ser temerosas de Dios y siervas de Cristo, es decir, mujeres piadosas, nuestras obras deben ir muy por delante de nuestra apariencia. La fe sin obras está muerta, dice Santiago 2:17

Y aquí quiero añadir los otros versículos que he mencionado al principio y que sigo como referentes también.

"Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios"(1 Pe.3:3,4)


Es decir, nuestro adorno como mujeres debe ser interno. Nuestro énfasis debe estar puesto en el desarrollo de una belleza y un carácter agradable, suave y amable (esto es de gran estima para Dios, dice el versículo) y no en la inversión de tanto tiempo, dedicación y esfuerzo en una belleza física y superficial.

Amiga, quizá estés de acuerdo con lo que has leído hasta aquí pero a la hora de llevarlo a la práctica se te hace difícil y surjan las preguntas en tu interior. ¿Qué debo ponerme y qué no?

En la próxima entrada quiero dejarte una guía específica, basada en mi propia experiencia personal, que te ayudará a elegir la ropa más adecuada para asisitir a la iglesia los domingos según tus gustos y estilo. Incluiré también algunos consejos prácticos para saber cómo vestirte de una manera más femenina y recatada para tu día a día.

Si te interesa el tema, suscríbete a mi blog y no te pierdas las novedades.

Gracias por leerme.



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martes, 14 de marzo de 2017

Tiempo de ver más allá...



Retomo de nuevo mi blog después de 16 meses en el que mi bebé, y poco más, ha sido el centro  total de mi atención. Como dice el libro de Eclesiastés:"todo tiene su tiempo."

En estos momentos de la vida, como es el de cuidar de un hijo de un año y pocos meses, uno tiene la tendencia a estancarse en un punto de cierto confort. Me explico: después de los primeros meses duros de recuperación del parto, la instauración de la lactancia, conseguir cierta estabilidad para dormir, etc. por fin ves un poco la luz, en el sentido de que ya te has organizado de nuevo la vida doméstica, consiguiendo por fin mantener de nuevo la casa más o menos limpia, tener los menús de la semana por la mano e incluso ya te puedes echar una siestecita. Más allá de estas metas, no existe casi nada más.

Para mí, estos 16 meses han sido largos, mis 41 años me han pesado, sobre todo físicamente, en la crianza de mi bebé hasta este momento. Hasta hace pocos días  me he hallado por fin felizmente estable, y puedo decir que había empezado a disfrutar de veras de mi  maternidad y de mi casita limpia y ordenada.

Pero la vida continúa...y de repente, llega el momento en el que es necesario avanzar en los otros propósitos de vida.

 Personalmente, llevo bastante mal las transiciones hacia los cambios. Dios me ha tenido que dar un empujoncito para mirar más allá de mi bebé y de los platos sucios por fregar. Ahí afuera hay un mundo  al que "salvar", quizá no al modo de la reina Ester, pero al leer esta  preciosa historia bíblica me he sentido un poquito como ella.

 Ester, una jovencita judía bien parecida, se encuentra de repente con una corona en la cabeza como reina oficial de uno de los hombres más poderosos de la tierra, el rey Asuero, rey del gran imperio persa.
Aislada del que hasta hace poco era su mundo, rodeada  solamente de doncellas y eunucos, lejos de su padre adoptivo, Mardoqueo (que en realidad era su primo) Ester ve pasar los días lentamente, entre vestidos de gasa y ungüentos perfumados, sin nada más que la esperanza de que su rey la llamara a su presencia.

Súbitamente, sus doncellas le traen un día el mensaje de que su padre se halla consternado con las ropas rasgadas, vestido en cilicio y ceniza. Sin duda algo muy malo había pasado ¿Quién habría muerto?¿Cuál era aquella desgracia que habría llevado a Mardoqueo a tomar aquel luto?

Cuando Ester se enteró de que el rey había firmado un edicto irrevocable por el cual todos sus hermanos judíos, incluyendo a mujeres y  niños, debían ser exterminados el día trece del mes de Adar, el mundo se le cayó a los pies.

No pienses que escaparás en la casa del rey más que cualquier otro judío... (Ester 4:13)

No creo que Ester se hubiera olvidado de sus orígenes, unos orígenes que Mardoqueo le había dicho anteriormente que no revelara (2:19,20), pero quizá pensó que si continuaba en silencio podría seguir manteniéndose segura, continuar con la vida fácil que llevaba.

Porque si callas absolutamente en este tiempo, respiro y liberación vendrá de alguna otra parte para los judíos;más tú y la casa de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino?(Ester 4:14)

Mardoqueo la pone en una encrucijada. Ester debía tomar la decisión de tomar acción en cuanto a este asunto: arriesgar su vida entrando al patio interior del rey, sin haber sido llamada, lo cual estaba penado con la muerte, e intentar persuadirle de la decisión que había tomado acerca de los judíos acogiéndose a su condición de reina o, por otro lado, callar y no decir nada. Pero la misión de Ester no era la de callar, sino la de interceder por su pueblo.

Ester  proclama un ayuno de tres días en Susa, entre todos los judíos, antes de entrar a ver al rey.

Y si perezco, que perezca (Ester 4:16)

Te invito a que sigas leyendo el libro de Ester en la Biblia y ver cómo termina la historia.

Compararme con la reina Ester es quizá algo presuntuoso por mi parte, pero es a través de su Palabra que Dios nos habla, y eso es lo que me ha pasado a mí.

Mi tendencia ahora mismo es quedarme en mi "palacete real", en silencio, pensando solamente en mi bebé y en mantener mi casa lo más reluciente posible.

El primer toque de atención por parte de Dios para mí es que debo levantar la vista más allá. Mi hija mayor a punto de independizarse, mi hijo mediano entrando en la pre adolescencia. Debo interceder delante de Dios por ellos y eso implica más tiempo de oración por sus vidas por un lado, y por otro, más tiempo de calidad con ellos, aprovechando cada momento en el que los tenga cerca.

El segundo toque de atención es que no debo esconderme. Sí, yo siempre he sido feliz en mi "cueva", en mi zona de seguridad personal, pero con la necesidad de expresarme hacia afuera al mismo tiempo, de ofrecer palabras de salvación al mundo, y como Ester, con el temor de ser señalada, juzgada, asesinada.

Después de muchos años he aprendido que es mejor obedecer a los mandatos de Dios. Como sierva he de cumplir con la misión que Él me ha encomendado, amar al prójimo como a mí misma, empezando por cuidar  de mi familia y extenderme más allá, mis vecinos, amigos cercanos  o los más lejanos, ¿y por qué no? a los que ni siquiera conozco, a los que me leen, quizá tú, querido internauta.

Así pues, como la reina Ester, decido no callar, y si perezco, que perezca.

















viernes, 8 de enero de 2016

Debe sujetarse la mujer a su marido? (Parte II)

Tomemos de nuevo el texto bíblico de 1 Pe. 3:1

"Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos, para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabras por la conducta de sus esposas"

Antes de continuar te recomiendo que vuelvas a leer, si no lo has leído ya, el post de la parte I para entender mejor de lo que estamos hablando, clicando aquí.

En el post anterior vimos cómo en la Biblia todas las relaciones humanas, y aun es muy importante en nuestra sociedad para que ésta funcione, están sujetas a otras. Vimos de qué manera incluso, el Hijo está sujeto al Padre.

Así pues, no es de extrañar que la Palabra enseñe que la mujer deba sujetarse al marido (vulevo a insistir en leer la parte I) para que la familia funcione, teniendo en cuenta, claro está, en que los dos deben obedecer primeramente a los mandatos bíblicos de cumplir con sus roles (la mujer principalmente ser ayuda idónea y el hombre amar a su esposa como Cristo amó a su iglesia, como ya vimos también anteriormente)

¿Por qué la mujer debe sujetarse a su marido?

Piensa en una manada de lobos.

Hay un líder de la manada que la protege, la guía durante el invierno y a los  mejores lugares donde suele haber comida. La manada le sigue y le obedece. Cada miembro ocupa su lugar y está sujeto al líder. De esta manera la manada prospera.

De igual manera Dios puso al hombre como cabeza del hogar. Él debe ser el líder de su "manada". 

La esposa y sus hijos deben reconocer su liderazgo y le deben respeto. Para un esposo esto es fundamental. Necesita sentir que su familia confía en él y que es plenamente capaz de sustentar y proteger a su familia.

¿Significa que el marido manda?

Ser líder no significa ser un dictador. El buen líder pide la opinión de la esposa y tiene en cuenta también la de sus hijos. Debe estar abierto, por tanto, a escucharlos, pero la última palabra debe ser siempre la de él.

¿Y si se equivoca?

Si se equivoca habrá aprendido una valiosa lección que le ayudará a ser mejor esposo o padre, y es importante que su mujer no le recrimine con palabras como "¡Te lo dije!"

Hay un dicho muy conocido que dice que "el marido es la cabeza pero la mujer es el pescuezo". Ciertamente las esposas ejercemos una gran influencia sobre nuestros esposos. Si queremos que ellos mejoren y lleguen a ser buenos esposos y padres, un gran porcentaje depende de nosotras.

¿Qué pasa si mi marido no es creyente, también debo sujetarme a él?

El versículo de 1 de Pedro 1:3 lo deja bien claro: 

"para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabras por la conducta de sus esposas"

Tú puedes ganar a tu esposo inconverso por tu conducta. 

He visto muchas escenas de mujeres de maridos no creyentes reprocharles todo lo que hacen porque "eso no le gusta a Dios". Recuerda que en este caso tu marido no puede entender las cosas de Dios como tú las entiendes, para él son locura, y si además tiene a una mujer que sólo hace que regañarle, se cerrará todavía más a las cosas espirituales.

Gánalo con respeto, amor, paciencia y mucha oración.







martes, 1 de diciembre de 2015

Debe sujetarse la mujer a su marido? (Parte I)

He aquí la gran pregunta.

Pregunta polémica, pregunta tabú de la que no se suele predicar mucho hoy en día, pero creo que es fundamental conocer su significado como base para nuestra vida familiar, y más concretamente en la relación marido-mujer.

He leído varios artículos y escuchado varias predicaciones de hombres serios de Dios sobre el tema durante los últimos dos meses, y por supuesto, he tenido una fantástica entrevista con mis pastores.

Como es un tema que me apasiona, me he dirigido también a nuestra biblioteca bíblica personal, bastante surtida a través de los años gracias a Alex, y después de leer en varios comentarios, por fin he visto la luz. Puedo decir abiertamente que el Espíritu Santo me ha estado iluminando y por fin puedo escribir sobre ello con la confianza de saber qué es lo que Dios dice en su Palabra al respecto, así que paso a resumirlo en una idea sencilla, sin elucubraciones teológicas difíciles. Creo que hasta un niño podría entenderlo. Para ello me baso en las citas bíblicas que encontraréis más abajo.

Empezaré diciendo que:

Todas las relaciones humanas en el Nuevo testamento se basan en una relación de sujeción, incluida la relación del Hijo con el Padre.

Es así como funcionan las cosas, incluso hoy en nuestra sociedad. Yo diría además que es totalmente necesario.

Vamos a ver unos ejemplos:

Hijos sujetos a los padres (Ef. 6:1-4)

Jóvenes sujetos a los mayores (1 Pe. 5:5)

Siervos sujetos a sus amos (1Pe. 2:18)

Sujetos a nuestros gobernantes (Rom. 13:1)

Sujetos los unos a los otros (Ef. 5:21)

Y por último:

Las mujeres sujetas a sus maridos (1 Pe.3:1)



"Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos, para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabras por la conducta de sus esposas"



Me gustaría analizar más detalladamente este versículo en una entrada posterior y poder ver más concretamente en qué consiste esta sujeción, pero hay otro ejemplo  que me ha sorprendido, y es la que me ha dado luz en este tema y en la que quisiera centrarme hoy, es la sujeción del Hijo al Padre.

Veamos algunos textos bíblicos:

"Mi hijo eres tú, yo te engendré hoy"(Salmo 2:7)

Indica procedencia. El Hijo procede de Dios.


"No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre, porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente"(Juan 5:19)

El Hijo se sujeta al Padre en todo lo que hace.

"...porque he dicho que voy al Padre, porque el Padre mayor es que yo" (Juan 14:28)

El hijo considera al Padre "superior" a sí mismo, en cuanto a la autoridad de su misión: la salvación.

"Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea en todos." (1 Co. 15:28)

Charles Hodge dice en el comentario de Simon J. Kistemaker, junto con William Hendriksen, que Dios hizo que todo en el cielo y en la tierra se sujetara al Hijo, por tanto es algo delegado por Dios a Cristo, su Hijo, como muestra la cita de 1 Corintios.

Nos surge automáticamente la pregunta: ¿Cómo puede el Hijo estar sujeto al Padre y al mismo tiempo ser igual a Él?

De la misma manera que la mujer es igual al varón, pero está sujeta a él.

Hodge aclara que es en su oficio de redentor y mediador que Cristo está sujeto al Padre. Tal es también así, que cuando haya terminado la tarea que Dios le encomendó, le entregará el reinado a Dios.

Resumiendo, podemos decir que aunque Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo son una misma persona divina (trinidad), es decir, tienen una misma naturaleza, cada uno cumple con su papel o su rol. Son iguales, pero diferentes al mismo tiempo.

De la misma manera, como explica la Biblia, y de lo que hemos hablado ya en entradas anteriores, la mujer procede del varón. Los dos fueron creados a imagen de Dios, los dos son una misma carne, tienen una misma naturaleza.

Los dos son iguales ante Dios. Ninguno es más que otro, como algunos han malinterpretado a la ligera, pero sí son diferentes tanto en roles como en autoridad. 

Espero haberlo sabido explicar y, por favor, os doy la libertad de comentar.

No dejéis de leer la segunda parte. Espero poder  publicarla muy pronto.















viernes, 20 de noviembre de 2015

Doulas



Me miro al espejo y casi no me reconozco. La falta de sueño y de tiempo se reflejan sin duda en mi rostro, eso por no hablar de los kilos de más.

Me he tenido que reinventar otro peinado más práctico. Tengo que decir adiós a mis vintage "pin curls" por un tiempo.

Pensé que después que se fueran mi madre y mi hermana  no sería capaz de continuar con mi vida hogareña. ¡Oh sí! Ellas han sido mis "doulas" durante 15 días. No hubiera sido capaz de salir adelante ni física, emocional ni psicológica mente yo sola. Y aunque Alex ha estado ahí, no es lo mismo. Él estuvo a mi lado sin comer ni dormir durante todo el tiempo que duró el parto, nada más y nada menos que la friolera de 30 horitas, más los dos días de hospital. No puedo compensárselo con nada, simplemente es maravilloso estar casada con alguien como él.

Vayamos al grano. ¿Qué es una "doula"? Seguramente habréis oído acerca de esta figura "moderna" en las noticias, ya que ha suscitado bastante polémica. ¿El motivo?  Vamos a ver primeramente a qué se dedica.

La figura de la "doula" surge en estos últimos tiempos como una mujer que se dedica a cuidar  y acompañar a otra mujer durante su embarazo, parto y puerperio a nivel físico y emocional. Debe tener conocimientos básicos sobre  fisiología del embarazo, puericultura y lactancia, pero a día de hoy su formación no está regulada, y por supuesto, recibe un salario variable por su trabajo.

¿Por qué se contrata a una "doula"?

Es triste reconocer que actualmente se han perdido muchos conocimientos sobre el embarazo, el parto y la "cuarentena" posterior (ni qué deciros de la lactancia) ya que la maternidad cada vez está más desvalorizada en nuestra sociedad. A esto hay que sumarle que las parejas cada vez están más separadas de sus familias por causas laborales o  simples causas relacionales. Todo ello hace plantearse buscar ayuda para la madre, aunque sea pagando.

El problema se halla en saber cuándo la "doula", una desconocida, se extralimita en sus funciones. No es la primera vez que se sobrepasa entrometiéndose en otras funciones propias del personal sanitario, como la matrona o el pediatra, pues no hay manera fehaciente de saber realmente cuál es su verdadera formación.

Otro tipo de temores son los relacionados con la meditación trascendental, creencias y prácticas de relajación de sospechosas procedencias que estas mujeres practican y animan a la madre a practicar también. Tal es así que se han ganado la fama de ser mujeres "raras" o medio hippies, y esto tampoco es justo para todo el colectivo. Y para más inri, los medios de comunicación ya las tilda de sectarias.

Las doulas de toda la vida

 Como madres, creo que es muy importante salvaguardar la figura de las verdaderas cuidadoras y también convertirnos algún día en una de ellas.

Tengo tres preciosos hijos, y en cada nacimiento, mi madre siempre estuvo ahí. Vivimos a unos 600 kms de distancia, pero eso nunca ha sido un problema. Durante 15 días ella ha viajado ya tres veces para cuidar de mi y de sus nietos. Ella ha cocinado, limpiado, fregado, comprado, me ha preparado tes y cafés y lo que ha sido menester. Esta labor es muy importante para una mujer embarazada y recién parida, pues surgen muchos miedos, inseguridades, bajones...y el esposo no puede entender muchos de ellos. Como persona, la mujer que acaba de dar a luz es muy vulnerable, sensible y se encuentra débil en todos los aspectos.

Ahora le digo a mi hija de 16 años que cuando ella sea madre, yo también estaré ahí.
Una vez más me doy cuenta de cuán importante son  las relaciones familiares. Cada uno, padres, abuelos, hermanos, suegros...tienen un rol importante que cumplir, debemos ser una piña. Eso agrada a Dios y está dentro de sus planes.

Y ahora que mi madre y mi hermana, que en esta ocasión  también ha venido, se han marchado, debo admitir que he querido continuar con el ritmo de antes, bueno, o parecido, pero es imposible. Un bebé recién nacido te cambia la vida durante un tiempo. Esto significa dedicación total a él, y cuando se queda dormido, nunca pre-visiblemente a la misma hora, está la comida, la colada, y todo lo que requiere los cuidados de una casa, y por supuesto, mis otros dos hijos y marido  (el permiso de paternidad es una verdadera bendición) en definitiva, mi hogar. Así que mis entradas al blog se verán limitadas durante algún tiempo.

Bueno, os dejo con algunas de las exquisiteces que me han preparado mis dos cuidadoras durante estos días, las echo de menos, la verdad... y también os dejo la retro foto de la semana.














lunes, 2 de noviembre de 2015

Gracias

Después de 12  días ausente vuelvo por fin a escribir unas líneas.

El pasado 21 de Octubre di a luz a nuestro pequeño Alexandre. Fue el parto más doloroso y largo de los tres, ¡quién me lo iba a decir! Pero el sufrimiento valió la pena y Alex y yo lloramos juntos al tenerlo por fin en nuestros brazos. ¡Doy tantas gracias a Dios! El milagro de la vida...

La adaptación también ha resultado difícil la primera semana. No dormir, lactancia a demanda (grietas los primeros 10 días) convalecencia sin salir de casa, con todo lo que conlleva el puerperio, etc. Y la verdad es que me gustará mucho poder tratar alguno de estos temas muy pronto, cuando tenga algo más de tiempo.

Agradecimientos

Si de algo estoy inmensamente agradecida es de la ayuda recibida por parte de mi familia, empezando por Alex, que estuvo las 30 horas que duró la dilatación a mi lado, sin comer y sin dormir, cogido de mi mano. A mi suegro por viajar desde Madrid para hacerse cargo de mis dos hijos. A ellos dos, tan dispuestos a ayudar en lo que ha hecho falta, y por supuesto a mis dos queridas "doulas", mi madre y mi hermana pequeña, que llegaron en el momento preciso en mi auxilio.

Gracias a Rosa, mi matrona, que tanto me ha ayudado y aconsejado durante todo el embarazo, por ser tan delicada y atenta en todo momento.

Gracias también a todas aquellas personas que me han demostrado su cariño de una u otra forma. Por esos detalles que he recibido en el momento oportuno, desde ropita a cosas de aseo o unas flores,(gracias cuñada, tú ya sabes por qué) por el respeto a mi recuperación y tiempo de descanso, por las visitas, por cada sonrisa y palabras de ánimo.

Quisiera la semana que viene compartiros más acerca de la figura de la "doula", no como una invención moderna, sino como un personaje que ha llevado a cabo su función  toda la vida. Si quieres saber más acerca del tema te invito a que leas el post del martes que viene.

Por hoy os dejo, voy a atender a mi bebé.




















viernes, 16 de octubre de 2015

Maridos, amad a vuestras mujeres.


¡Feliz Viernes a todos!

Os comparto hoy la segunda parte del tema en el que nos quedamos la semana pasada. Estuvimos viendo que no solamente nosotras como mujeres nos debemos al cuidado y a la ayuda de nuestros esposos, sino que ellos tienen una parte muy importante que cumplir para  que la relación funcione y se asemeje lo más posible al diseño de Dios para nosotros como matrimonio.

Espero que el Espíritu Santo traiga luz a tu vida hoy.


"Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella (...) Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia, porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne." (Ef. 5: 25-31)


Creo que el texto por sí sólo nos dice muchas cosas, y bastante claras, además. Se podría escribir mucho acerca del tema. Yo solamente voy a hacer algunas  anotaciones que a mí personalmente me han impactado, pues no pretendo hacer ningún estudio, que ya hay muchos. Espero que te sirva lo que quiero compartir contigo hoy..

¿Qué te llama la atención?

Lo que más destaca en estos versículos es la comparación entre el amor de Cristo por su iglesia y el amor de los esposos por sus esposas. 

¿Qué clase de amor es este? 

Sin duda, un amor que va más allá de lo físico, que incluye no tan sólo las emociones, sino la mente, el espíritu y la voluntad. Este es el amor que Dios pide al varón que tenga por su mujer. Un amor abnegado como el amor de Cristo por su iglesia, que le llevó a entregarse a sí mismo por ella. 

¿Y qué quiere Cristo para su iglesia?

Una iglesia pura, sin mancha, santificada, apartada para Él. Una iglesia que le sirva y que cumpla con su misión en la Tierra. ¿verdad?

El esposo  también quiere una esposa igual para él.

De igual forma que la iglesia sin Cristo no es ni puede hacer nada, la esposa sin el esposo, y viceversa, tampoco, "no puede ir cada uno por separado" pues los dos son un equipo, "una sola carne" íntimamente unidos con una misión: edificar su hogar, impactar al mundo, dar a conocer las Buenas Nuevas de salvación. 

Me gustaría pararme  también en la frase que dice "la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia"

El marido tiene el deber de sustentar y cuidar de su mujer porque es "carne de su carne y huesos de sus huesos", no por obligación, sino por amor, porque forma parte de él mismo. 

La mujer moderna dice "yo puedo sola, no necesito al hombre para vivir". Nadie pone en duda esta capacidad, las mujeres somos muy fuertes, aunque en todos los casos, y más si se tienen hijos, es duro y penoso llevar una carga tan grande en solitario, y es porque simplemente ese no es el plan original de  Dios. 


Para terminar hoy, quiero que comprendas, como hija de Dios, por qué es tan importante conocer su Palabra y aplicarla en nuestras vidas. La Palabra es viva y eficaz (Heb. 4:12) la Palabra es luz (Sal. 119:105)y su verdad nos hace libres (Jn. 8:32)

En el momento en el que esposo y esposa desconocen estos textos que estamos estudiando: desconocen que la mujer es una ayuda idónea perfecta para el hombre, desconocen que ellas son fuertes y no débiles, desconocen, los  varones, que deben amar a sus esposas conduciéndose con sabiduría, cuidándolas como a vaso frágil, amándolas como Cristo a la iglesia, y ambos desconocen que son una misma carne, un equipo con una misión...si desconocen estas poderosas verdades que son las que pueden cambiar sus matrimonios, entonces van a creer otras verdades erróneas que van a absorber casi sin darse cuenta del exterior. 

Es por ello que cada uno tiende a mirar por sí mismo, y no por el otro, se ven como dos entidades diferentes, se juzgan el uno al otro, compiten el uno con el otro y sin darse cuenta, ¡pluf! se acabó el amor.

La Biblia nos enseña cómo debemos amar, porque realmente no sabemos cómo amar.   

Gracias de nuevo por leerme. 
















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