martes, 9 de octubre de 2018

¿Pastora o mujer de pastor?

Queridas amigas, hoy quisiera responder de manera personal a esta pregunta que tantas veces me han hecho a lo largo de nuestro ministerio pastoral:

Belén, tú cómo te consideras, ¿pastora o mujer de pastor?

Todavía recuerdo cuando Alex fue a visitar a mis padres para pedir mi mano (sí, él es así de tradicional y a mí me encantó en su día) Por aquel entonces, con tan sólo 19 años, ya era bastante evidente que Dios le había llamado a ser pastor, ya desde los 17 predicaba en su iglesia y había desarrollado un amoroso interés por las personas.

Cuando mis padres, pastores por muchos años, dieron su permiso para formalizar nuestro compromiso, mi mamá me hizo una pregunta: "Belén, tú ya has vivido como hija cómo es el pastorado ¿Estás segura de que quieres casarte con un pastor?" Alex abrió los ojos como platos esperando mi respuesta, la cual fue un contundente "Sí"

Tengo que reconocer que no llegué a pensarlo en serio, por lo menos en aquel momento, pues el amor romántico con sus maripositas revoloteadoras tenía presa  gran  parte de mi mente. Yo sólo sabía que estaba perdidamente enamorada de aquel muchacho guapo, comprometido con Dios y su Palabra ¡y no lo iba a dejar escapar! Pero en realidad, las palabras de mi sabia madre tenían mucho peso, ella sabía de antemano que yo no quería ser mujer de pastor, tal vez misionera, pero pastora ¡jamás!

Finalmente ahí estábamos Alex y yo, frente a una pequeña iglesia en el norte de España, él entregado en cuerpo, alma y espíritu, yo, ayudándole en lo que podía en cuerpo, pero mi espíritu y mi alma se hallaban bastante lejos, aunque consentí a regañadientes en ser "la mujer del pastor", y cada vez que llegaba alguien nuevo y me llamaba pastora yo le corregía: "pastora no, mujer del pastor".

Generalmente, en latino américa la mujer del pastor es siempre "la pastora" y se tiene de ella grandes expectativas a nivel ministerial, a saber:

Que vista como tal (¿no has oído nunca del estilo pastora? suele ser un estilo formal, con camisas y trajes de chaqueta)
Que tenga facilidad de trato con las mujeres y sea consejera
Que presida la alabanza o los tiempos de oración con carisma y muchos aleluya y santo santo
Que sea multifacética, que sepa dar clases a los niños, predicar, limpiar, decorar...
Que tenga al pastor de punta en blanco
Entre otras cosas más...

Simplemente yo creía que no era pastora porque no cumplía con casi ninguno de los requisitos que de mí se esperaba, vestía jeans los domingos y me hacía cortes de pelo raros. Sí daba clase a los niños y llevaba la alabanza "a mi manera"(sin aleluyas y otros clamores) de vez en cuando, limpiaba y escuchaba a las mujeres que venían a desahogarse cuando no tenían con quien. Así era yo a principios del 2000 y Dios tuvo que tener mucha paciencia conmigo para convencerme de que la iglesia, y Alex también, necesitaban a una pastora de verdad. Aunque no tuve un llamado espectacular como Alex, el Señor tenía un propósito para mí en el área pastoral. Él es experto en formación de personas imposibles.

Con el tiempo, Dios fue tratando conmigo en mi vida personal, y comprendí que tanto a la familia física como a la espiritual, valía la pena cuidarla y entregarse por ellas. 

Así pues, yo creo personalmente que un pastor necesita que su esposa pastoree a su lado, por ello es tan importante que un varón con ministerio pastoral elija muy bien con quién casarse.

Mi proceso de pasar de  "mujer de pastor" a "pastora" duró algunos años. Tengo que agradecerles a mis pastores, Scott y Marisa Smith, el gran trabajo de formación y discipulado en nuestras vidas, la paciencia, la entrega y el tiempo que nos dedicaron. En parte, lo que somos, es gracias a ellos. Con esto quiero señalar que el pastorado también se aprende, sobre todo cuando tienes excelentes mentores.

A día de hoy yo no cumplo con un cliché de pastora, tengo mi propio estilo de vestir, mi propio carácter, y muchas veces Alex se ha ido a la iglesia con la camisa arrugada o con una talla de menos, pero si algo he aprendido y me ha hecho "apta" para pastorear, es aprender a amar los demás. Es imposible ser pastora si no amas a tu marido, a tu familia y a tus ovejas, pues la iglesia, es siempre una extensión del hogar.

Pastorear es un proceso de aprendizaje, nunca se llega a ser perfecto, siempre se puede aprender más, y Alex y yo seguimos siendo pastoreados por nuestros pastores.

Yo les digo a mis ovejas cuando a veces se disgustan conmigo por alguna causa (pues no soy perfecta) : ¿Quieres seguir creciendo conmigo?












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