domingo, 7 de mayo de 2017

Guía práctica femenina para vestir tu Fe

Como os prometí, aquí os dejo algunas sugerencias personales basadas en la enseñanza bíblica que compartí en la anterior entrada. Puedes leerlo de nuevo aquí.

Todo lo que he leído hasta ahora acerca del tema "vestimenta de la mujer cristiana" ha sido bastante desalentador. No he encontrado en la red nada equilibrado publicado en español, así que espero que mi aportación personal, basada en mi experiencia, ayude a muchas mujeres cristianas a vestir adecuadamente y con gusto, no solamente en el culto dominical, sino también en su vida cotidiana.

No voy a repetir las razones y los conceptos bíblicos en los que me baso, como os digo, los podéis leer de nuevo en la entrada anterior.

¡Vamos allá!

Vestido o pantalón

¡Amo los vestidos! Creo que es una prenda muy femenina y elegante si sabemos elegir la ideal para cada ocasión.

El domingo yo uso mis mejores vestidos. Suelen ser largos hasta debajo de la rodilla o los tobillos, de esta manera me siento cómoda en todos mis movimientos y sobre todo, no debo preocuparme por estirarme la falda todo el rato hacia abajo mientras estoy sentada escuchando la predicación. Ya sabéis que cuando nos sentamos, nuestros vestidos y faldas se acortan uno o dos palmos, esto hay que tenerlo siempre en cuenta. La solución de taparse las piernas con un pañuelo o chaqueta para no enseñar más de la cuenta, personalmente no me hace sentir bien, así que yo opto siempre por la comodidad.

Mis vestidos suelen ser también acampanados, pues ¡me encanta el estilo cincuentero! pero las faldas lápiz también me apasionan. Te aconsejo que elijas la talla adecuada, pues ir embutidas en ellas no nos deja mucha libertad de movimiento.

En cuanto al pantalón yo no estoy en contra. Perdona si te he decepcionado. El hecho de que yo no use pantalón no significa que  no esté de acuerdo con que las mujeres lo usen, sí,  también en la iglesia. Mi intención no es entrar en un debate teológico. Creo que eligiendo el adecuado, un pantalón puede ser muy femenino tanto en su confección como en la manera de llevarlo, pero ¿cómo debería ser el pantalón si quiero llevarlo en la iglesia? 

Creo que el pantalón ideal para una mujer es aquel que sea cómodo, que no apriete y no llame demasiado la atención en nuestro andar. Déjame explicarte esto.

 Yiye Ávila, el conocido predicador, decía que nunca una mujer podrá llevar un pantalón de la misma manera que un hombre, debido a que la forma de andar de una mujer es muy diferente a la del varón. La mujer tiene una gracia sin igual, ¡Nuestra manera de caminar es maravillosa!  Puedes adornar tu forma de caminar con la prenda ideal, o puedes arruinarla con una prenda incorrecta. ¿A qué me refiero? Chicas, nuestra parte trasera llama la atención por sí sola, es así, no lo vamos a negar. Es un atributo maravilloso, pero depende de ti si quieres que sea el foco de todas las miradas o no. El mundo así lo desea, pero de nuevo me remito al pudor y a la modestia de la mujer cristiana. Yo les digo a las jovencitas que si pueden,  pidan a alguna amiga que las  grabe por detrás caminando con sus jeans ajustados o leggins  cuando caminen por la calle y luego me cuenten. ¡El resultado es muy divertido!

Si eres joven (o no tanto) y quieres usar jeans o pantalones en la iglesia (o fuera de ella), te recomiendo que uses una camisa, chaqueta o jersey algo largo hasta la mitad de tus caderas. Las personas de las bancas de atrás lo agradecerán.

Mi predilección por las faldas y vestidos es tal, que simplemente prefiero invertir en un vestido bonito que en un pantalón.

Tops

La parte de arriba debe seguir los mismos principios que la de abajo. El objetivo es el recato, no queremos llamar la atención ni que las miradas se desvíen. Una camiseta, camisa o top debería ser en primer lugar cómoda, que nos de libertad de movimiento, en segundo lugar debería ser opaca, sí, no transparente, el motivo es obvio ¿no? En tercer lugar, nuestro bra o sujetador no debería verse, ni siquiera las tiras, la ropa interior por algo se llama "interior", y en cuarto lugar, el escote debe taparnos el escote, así de fácil.

El peinado

Sea que  tengas el cabello largo o corto, lo bonito es que sea femenino. Hubo un tiempo en que yo lo llevé muy corto y más de una vez me confundieron con un chico, no me gustó nada. No se trata tanto de la longitud, sino del estilo del corte.

La regla general debiera ser igual a la del vestir, no llamar la atención con un peinado demasiado ostentoso.

¿Y qué del tinte? Pues yo tampoco tengo ningún problema de conciencia con este tema, las canas hoy en día son símbolo de vejez y dejadez, y no tendría por qué ser así, es una pena, porque a mi me parecen muy bonitas. Las mechas que se ponen algunas mujeres para aportar más luz a su cabello me parece una opción interesante. A mi personalmente, el color del cabello natural me parece más bonito, por alguna razón, las morenas quieren teñirse el pelo más claro y las rubias más oscuro.

Maquillaje

Que la mujer se maquille no es ninguna novedad, pues llevamos miles de años haciéndolo, sentirnos guapas y bellas forma parte de nuestra naturaleza femenina, pero yo creo que muchas veces no lo necesitamos.

También aquí se aplicaría el mismo principio bíblico para el vestido o el peinado. Como mujeres piadosas, no queremos llamar la atención, la sencillez, la prudencia y el buen gusto deben ser nuestros mejores amigos. Entonces...¿cómo debería maquillarse una mujer cristiana?

Yo siempre digo que lo justo y necesario.

Ahora que me hago mayor, veo lo bonitas que están las jovencitas sin maquillar, con esa frescura natural en la piel...pero ellas no parecen darse cuenta de ello e insisten en echarse capas y capas de maquillaje sobre su hermosa piel. También es cierto que la oferta comercial y la publicidad juegan un papel muy importante en este tema.

Los domingos, yo suelo usar solamente un corrector de ojeras, máscara de pestañas, sombras de ojos "nude" o de tonos tierra, un poco de colorete y labial o brillo hidratante con un poco de color. A veces me gusta subir el tono del pintalabios, pero la verdad es que cada vez lo uso menos, quizá para una ocasión especial.

Hace muy poco me he propuesto el reto de no maquillarme entre semana, estoy poniendo más ahínco en el cuidado de mi piel y ya me voy acostumbrando a ver mi "yo real" con sus imperfecciones  ¡y cada vez me encanto más!¡La verdad es que la comodidad de poder frotarme un ojo si me pica es una delicia!

Admiro desde hace tiempo a esas mujeres que no necesitan maquillarse ni teñirse para  sentirse bellas, mujeres cuya personalidad o estilo de vida es tan atractivo que el maquillaje simplemente no tiene la más mínima importancia.


Accesorios

En la entrada anterior os hablé algo sobre las joyas, así que tampoco lo voy a repetir aquí. Soy de la idea de que los complementos (bolsos, pañuelos, relojes, pulseras, etc.) deben ser siempre sencillos y con alguna utilidad. No queremos parecer árboles de Navidad.



Resumiendo, nuestra manera de vestir en el culto dominical (y fuera) debería ser cómodo, darnos libertad para movernos, agacharnos, sentarnos, ponernos de puntillas para alcanzar cualquier objeto, etc. También debe ser discreto, en el sentido de disimular nuestros maravillosos atributos femeninos que tan loco vuelven al mundo, solamente hay que verlo en la publicidad, y nosotras no queremos que nadie se vuelva loco, ¡no, por favor!

Es simplemente cuestión de equilibrio, proporción y buen gusto.

Bueno chicas, estas son algunas sugerencias muy básicas que espero que os sirvan de cierta utilidad. Os dejo aquí abajo algunas cuentas de Instagram  de mujeres cristianas a las que sigo y en las que me inspiro.

Courtney Toliver

Skirt Society

Skirted fancy

Dainty Jewell´s


Quiero dedicar mi próxima y última entrada sobre el tema de la moda cristiana a las más jóvenes. Os adelanto el título:

¿Es posible conciliar la moda actual y la fe? 




















viernes, 7 de abril de 2017

Pudor y modestia


Queridas amigas lectoras, hoy quiero hablaros de un tema que realmente me preocupa y al mismo tiempo me apasiona: el atavío de la mujer cristiana.

"Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso,ni oro,ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad" (1 Tim. 2:9,10)

Este versículo bíblico, junto con 1 Pedro 3:3 y 4, son los que  tengo como referentes personales para mi propia vida y para  enseñar a otras mujeres cristianas a vestirse adecuadamente. Hay que tener en cuenta, claro está, que es necesario estudiar el contexto histórico y cultural de cualquier texto bíblico para poder apropiarnos de sus verdades y poder aplicarlas a nuestra vida cristiana personal actual, así que, teniendo en cuenta esta premisa, mi intención es la de analizar este versículo en su significado primeramente, y de cómo tú, como mujer cristiana  del siglo XXI, puedes empezar a llevarlo a cabo de una manera práctica en tu vida, en una próxima entrada.

Reitero en que serán solamente algunas sugerencias basadas en mi propia experiencia personal, no son normas que debes seguir al pie de la letra. Creo que como hice yo, cada una debe orar sobre este tema delante de Dios y que sea Él y tus gustos y estilo personal los que te guíen.

Antes de empezar con lo primero, hemos de anotar también que el apóstol Pablo está haciendo referencia en este texto, sobre cómo, hombres y mujeres, debían conducirse en el culto público. Así que, señoritas y señoras, debemos tener esto muy presente también, no es lo mismo ir al campo a pasear que ir un domingo a la iglesia. Esto también lo trataremos en un segundo artículo.

Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa

Ataviarse, (literalmente "adornarse con traje adornado") como indica el versículo, es propio de las mujeres. A nosotras nos encanta adornarnos, estar siempre bellas sea cual sea la ocasión, y aquí el apóstol lo da por sentado. La mujer cristiana, por tanto, puede y debe adornarse, es decir, arreglarse. No comparto la idea de que la mujer cristiana debe mostrarse desaliñada y descuidada para mostrar una mayor piedad. Ser ama de casa, esposa y madre, es un honor, somos embajadoras de nuestro hogar, el terrenal y el celestial.

con pudor y modestia

Pudor hace referencia a vergüenza, es decir, al temor de sobrepasar ciertos límites, los de la decencia.
Es muy curioso ver de qué manera el pudor puede ser diferente según la cultura y los tiempos a lo largo de la historia. Hace apenas un siglo, mostrar  un poco más allá del tobillo era algo impensable. ¿Recordáis la foto de aquel señor en las playas con una regla que medía las faldas de los trajes de baño de las señoras de antaño? Si alguna dama sobrepasaba los centímetros permitidos que podía mostrar, era expulsada de la playa. En cambio hoy día, en el mundo occidental, las chicas adolescentes enseñan media nalga tan tranquilas y casi nadie se escandaliza.

Así que, ¿cuál es el límite?¿qué podemos y hasta dónde puede mostrar  una mujer cristiana?

Nuestra vara de medir debe ser el amor, siempre el amor al prójimo, para no hacerle tropezar. (Lc. 17:1)

La palabra "modestia" también nos da una muy buena pista. Modestia se refiere al buen juicio o sentido común. Es decir, debemos vestirnos de forma sensata, sin llamar la atención, sin el objetivo de exhibirnos. A la casa de Dios vamos a adorarle, a escuchar su Palabra, la atención debe estar puesta en Él, y como mujeres, debemos ayudar a los demás hermanos/as a centrarse en lo mismo.

no con peinado ostentoso,ni oro,ni perlas, ni vestidos costosos

En los tiempos de Pablo la moda era trenzarse el cabello, y es que, literalmente, el texto en griego dice "no se adornará con trencillas". Pero no era el hecho de llevar el pelo trenzado a lo que Pablo se oponía, sino a lo que esta moda conllevaba. Asociadas a las trenzas estaban las peinetas de marfil o carey enjoyadas con oro, plata o perlas, algo realmente exuberante además de costoso. Las más recatadas usaban alfileres de bronce cuyos extremos se adornaban con figuras de animales, ídolos o figuras femeninas desnudas. Y esto se mostraba también en los vestidos.

¿Significa esto que la mujer cristiana de hoy no puede llevar oro ni plata ni perlas?

Mi respuesta es, sí que puede. Actualmente el oro no es tan costoso, se vende a varios precios. Casi todas las mujeres occidentales poseemos alguna gargantilla o pendientes de oro, plata o algún adorno de perlas, aunque sean falsas (las perlas de verdad siguen siendo caras, quizá no tanto como para vender todas nuestras posesiones para comprar una como dice Mateo 13.46 pero siguen siendo caras)

Llevar oro o plata en nuestros días es algo común y generalizado en muchos países, Pero con esto también hay que tener cuidado y hacer uso de nuestro sentido común y del amor al prójimo. Hermana, aunque Dios te haya bendecido con riquezas económicas y puedas permitirte ciertas piedras preciosas o ropa costosa y de última moda que pueda llamar la atención más de lo normal, no lo uses en la iglesia, donde puedes ser de tropiezo para otros hermanos/as de condición bastante humilde.

Pablo llama al recato y a la sencillez en la casa de Dios, alertando a las mujeres cristianas a no caer en vano materialismo. Me suena de algo también...

sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad

Y aquí viene la enseñanza. Una mujer cristiana no puede profesar culto a la belleza y a la imagen personal, su culto es para el Señor ¿y cómo se demuestra esto? por medio de las buenas obras. Si decimos ser temerosas de Dios y siervas de Cristo, es decir, mujeres piadosas, nuestras obras deben ir muy por delante de nuestra apariencia. La fe sin obras está muerta, dice Santiago 2:17

Y aquí quiero añadir los otros versículos que he mencionado al principio y que sigo como referentes también.

"Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios"(1 Pe.3:3,4)


Es decir, nuestro adorno como mujeres debe ser interno. Nuestro énfasis debe estar puesto en el desarrollo de una belleza y un carácter agradable, suave y amable (esto es de gran estima para Dios, dice el versículo) y no en la inversión de tanto tiempo, dedicación y esfuerzo en una belleza física y superficial.

Amiga, quizá estés de acuerdo con lo que has leído hasta aquí pero a la hora de llevarlo a la práctica se te hace difícil y surjan las preguntas en tu interior. ¿Qué debo ponerme y qué no?

En la próxima entrada quiero dejarte una guía específica, basada en mi propia experiencia personal, que te ayudará a elegir la ropa más adecuada para asisitir a la iglesia los domingos según tus gustos y estilo. Incluiré también algunos consejos prácticos para saber cómo vestirte de una manera más femenina y recatada para tu día a día.

Si te interesa el tema, suscríbete a mi blog y no te pierdas las novedades.

Gracias por leerme.



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martes, 14 de marzo de 2017

Tiempo de ver más allá...



Retomo de nuevo mi blog después de 16 meses en el que mi bebé, y poco más, ha sido el centro  total de mi atención. Como dice el libro de Eclesiastés:"todo tiene su tiempo."

En estos momentos de la vida, como es el de cuidar de un hijo de un año y pocos meses, uno tiene la tendencia a estancarse en un punto de cierto confort. Me explico: después de los primeros meses duros de recuperación del parto, la instauración de la lactancia, conseguir cierta estabilidad para dormir, etc. por fin ves un poco la luz, en el sentido de que ya te has organizado de nuevo la vida doméstica, consiguiendo por fin mantener de nuevo la casa más o menos limpia, tener los menús de la semana por la mano e incluso ya te puedes echar una siestecita. Más allá de estas metas, no existe casi nada más.

Para mí, estos 16 meses han sido largos, mis 41 años me han pesado, sobre todo físicamente, en la crianza de mi bebé hasta este momento. Hasta hace pocos días  me he hallado por fin felizmente estable, y puedo decir que había empezado a disfrutar de veras de mi  maternidad y de mi casita limpia y ordenada.

Pero la vida continúa...y de repente, llega el momento en el que es necesario avanzar en los otros propósitos de vida.

 Personalmente, llevo bastante mal las transiciones hacia los cambios. Dios me ha tenido que dar un empujoncito para mirar más allá de mi bebé y de los platos sucios por fregar. Ahí afuera hay un mundo  al que "salvar", quizá no al modo de la reina Ester, pero al leer esta  preciosa historia bíblica me he sentido un poquito como ella.

 Ester, una jovencita judía bien parecida, se encuentra de repente con una corona en la cabeza como reina oficial de uno de los hombres más poderosos de la tierra, el rey Asuero, rey del gran imperio persa.
Aislada del que hasta hace poco era su mundo, rodeada  solamente de doncellas y eunucos, lejos de su padre adoptivo, Mardoqueo (que en realidad era su primo) Ester ve pasar los días lentamente, entre vestidos de gasa y ungüentos perfumados, sin nada más que la esperanza de que su rey la llamara a su presencia.

Súbitamente, sus doncellas le traen un día el mensaje de que su padre se halla consternado con las ropas rasgadas, vestido en cilicio y ceniza. Sin duda algo muy malo había pasado ¿Quién habría muerto?¿Cuál era aquella desgracia que habría llevado a Mardoqueo a tomar aquel luto?

Cuando Ester se enteró de que el rey había firmado un edicto irrevocable por el cual todos sus hermanos judíos, incluyendo a mujeres y  niños, debían ser exterminados el día trece del mes de Adar, el mundo se le cayó a los pies.

No pienses que escaparás en la casa del rey más que cualquier otro judío... (Ester 4:13)

No creo que Ester se hubiera olvidado de sus orígenes, unos orígenes que Mardoqueo le había dicho anteriormente que no revelara (2:19,20), pero quizá pensó que si continuaba en silencio podría seguir manteniéndose segura, continuar con la vida fácil que llevaba.

Porque si callas absolutamente en este tiempo, respiro y liberación vendrá de alguna otra parte para los judíos;más tú y la casa de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino?(Ester 4:14)

Mardoqueo la pone en una encrucijada. Ester debía tomar la decisión de tomar acción en cuanto a este asunto: arriesgar su vida entrando al patio interior del rey, sin haber sido llamada, lo cual estaba penado con la muerte, e intentar persuadirle de la decisión que había tomado acerca de los judíos acogiéndose a su condición de reina o, por otro lado, callar y no decir nada. Pero la misión de Ester no era la de callar, sino la de interceder por su pueblo.

Ester  proclama un ayuno de tres días en Susa, entre todos los judíos, antes de entrar a ver al rey.

Y si perezco, que perezca (Ester 4:16)

Te invito a que sigas leyendo el libro de Ester en la Biblia y ver cómo termina la historia.

Compararme con la reina Ester es quizá algo presuntuoso por mi parte, pero es a través de su Palabra que Dios nos habla, y eso es lo que me ha pasado a mí.

Mi tendencia ahora mismo es quedarme en mi "palacete real", en silencio, pensando solamente en mi bebé y en mantener mi casa lo más reluciente posible.

El primer toque de atención por parte de Dios para mí es que debo levantar la vista más allá. Mi hija mayor a punto de independizarse, mi hijo mediano entrando en la pre adolescencia. Debo interceder delante de Dios por ellos y eso implica más tiempo de oración por sus vidas por un lado, y por otro, más tiempo de calidad con ellos, aprovechando cada momento en el que los tenga cerca.

El segundo toque de atención es que no debo esconderme. Sí, yo siempre he sido feliz en mi "cueva", en mi zona de seguridad personal, pero con la necesidad de expresarme hacia afuera al mismo tiempo, de ofrecer palabras de salvación al mundo, y como Ester, con el temor de ser señalada, juzgada, asesinada.

Después de muchos años he aprendido que es mejor obedecer a los mandatos de Dios. Como sierva he de cumplir con la misión que Él me ha encomendado, amar al prójimo como a mí misma, empezando por cuidar  de mi familia y extenderme más allá, mis vecinos, amigos cercanos  o los más lejanos, ¿y por qué no? a los que ni siquiera conozco, a los que me leen, quizá tú, querido internauta.

Así pues, como la reina Ester, decido no callar, y si perezco, que perezca.

















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