viernes, 25 de septiembre de 2015

Devocional: Necesidades y Expectativas

Otra semana más es para mí un privilegio compartir contigo otro devocional. Espero que te sea de bendición y no sólo eso, sino que lo puedas aplicar en tu hogar.

Texto bíblico:

Juan capítulo 13:1-17; Juan 17:1-24

Señor, háblanos hoy a través de tu Espíritu. Amén.

Jesús era consciente de que le quedaba poco tiempo en la Tierra al lado de sus amigos, a los que amaba profundamente, con los cuales había quedado para cenar y celebrar la Pascua.

 Después de esa cena, sería traicionado y luego arrestado, pero todavía tenía que decirles muchas cosas, aun sabiendo que no las entendieran del todo.


"...sabiendo que su hora había llegado para que pasase de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, LOS AMÓ HASTA EL FIN". (v. 1)


Una de las grandes enseñanzas que Jesús les dejó fue la que todos presenciaron esa misma noche. De repente se levantó, se quitó su manto, se ciñó una toalla y empezó a lavarles los pies.

Déjame decirte que en aquellos tiempos esto era una costumbre. Cuando uno iba de visita  a una casa, si la familia era de clase media baja, el anfitrión lavaba los pies de los invitados como un acto de servicio y respeto. Si se trataba de una clase acomodada, el anfitrión tenía esclavos, que eran los que lavaban los pies.

Aquella noche en la que todos cenaban juntos, no había un anfitrión como tal, pues habían arrendado una habitación, así que nadie estaba encargado de lavar los pies a los invitados, es decir, ellos mismos. Seguramente se sentirían algo "sucios" e incómodos, como cuando necesitamos lavarnos las manos después de comer pollo frito y no tenemos con qué limpiarnos.

Entonces Jesús vio la NECESIDAD y comenzó a hacerlo.

Vemos en el versículo 8 cómo Pedro se resiste ¿cómo podía ser que su Maestro le lavara los pies? una tarea tan humillante ¡qué vergüenza e incomodidad!

"Si no te lavare, no tendrás parte conmigo" respondió Jesús.

"Señor, no sólo mis pies, sino también las manos y la cabeza" (v.9)

"Así que, después de que les hubo lavado los pies, tomó su manto, volvió a la mesa, y les dijo: ¿SABÉIS LO QUE OS HE HECHO? Vosotros me llamáis Maestro y Señor; y decís bien, porque lo soy. "


Versículo clave:


"Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, VOSOTROS TAMBIÉN DEBÉIS LAVAROS LOS PIES LOS UNOS A LOS OTROS." (v. 14)

Entonces, ¿significa que debemos seguir lavándonos los pies como una ceremonia?¿un nuevo precepto?

La respuesta es no.

Jesús les estaba enseñando de una manera práctica acerca del servicio y la humildad. Sabemos que jamás olvidaron esta lección, aunque en esos momentos, después de un rato, ya estaban discutiendo sobre quién era el mayor.

Ahora, ¿cómo podemos aplicar nosotros esta enseñanza de una manera práctica en nuestra familia? parece algo muy sencillo, por lo menos de entender ¿verdad? pero tanto tú como yo sabemos que es algo realmente difícil, porque no solamente hay que hacerlo por obediencia, sino por AMOR, como Jesús lo hizo.

Pongamos un ejemplo:

Como madre, ama de casa y mujer de pastor, al terminar el día me siento cansada, más bien, agotada. Estoy deseando que llegue la hora de acostarse y relajarme un poquito. Pero todavía el día no termina.

¿Cuáles son mis expectativas?

Que los niños se coman toda la cena, que por ellos mismos recojan la mesa, se pongan en pijama y se laven los dientes, todo esto rapidito y que después me digan "buenas noches mamá" con un beso y un abrazo y me digan cúan agradecidos se sienten por todo lo que hago por ellos.

Que mi esposo ese día llegue con una gran sonrisa en la cara, me abrace y me bese y me ayude con los niños y la cena. Que me diga algo así como: "no te preocupes, me preparo yo un sandwich, ¿quieres uno?", y que  después de que los niños estén acostados, me prepare y me invite a tomar un té en el salón, charlemos acerca del día que pasó y nos vayamos juntos a dormir.

¿Cuáles son las expectativas de mi esposo?

Que cuando llegue cansado de su trabajo y actividades pastorales yo le reciba en la puerta con una gran sonrisa, le tenga una suculenta cena preparada y le pase el mando del televisor para que vea los resultados de su equipo de fútbol.

Que los niños le saluden cariñosamente y luego le dejen  "tranquilo".

Que le prepare un té.

Que ojalá no le llame nadie después de cenar y no tenga que contestar  mensajes urgentes por correo electrónico.

¿Cuáles son las expectativas de mis hijos?

Que la cena esté rica.

Que mamá y papá sonrían, cenen con ellos, se laven los dientes con ellos, les cuenten un cuento o una historia larga antes de dormir, que les abracen y les digan que los quieren.

Que no les griten ni les metan prisa.


Todos esperamos que nuestras propias necesidades sean suplidas por los seres que amamos.

Yo misma, en momentos de cansancio y desesperación, les he dicho alguna vez: "¡no soy vuestra esclava!", pues espero que colaboren. Mi esposo se desanima más si me ve con cara de amargada, pues  ha tenido un mal día. Mis hijos se ponen pesados y amenazantes si no les presto atención, pues muchas veces se sienten solos. Cada uno tiene expectativas acerca del otro.

Y ¿cuáles crees que eran las expectativas de Jesús?

En Juan 17 las encontramos.

"Padre santo, a los QUE ME HAS DADO, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros. (Jn. 17: 11)"

"para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos" (v. 13)

"que los guardes del mal" (v. 15)

"santifícalos" (v.17)

"que también ellos sean uno en nosotros" (v.21)

Jesús era un verdadero siervo que amó de verdad a sus discípulos, jamás se quejó, es más, renunció a sus propios derechos. Su mayor objetivo era cumplir con la misión  que el Padre le había encomendado.


No importa si eres madre, padre, hijo o abuel@, tu papel en la familia es muy importante. No podemos comparar nuestras tareas discutiendo "quién es el mayor" y siendo desagradables, perezosos y desagradecidos.

La enseñanza de Jesús es clara, debemos ser siervos amantes y lavarnos los pies unos a otros. Ver la necesidad del otro e intentar satisfacerla por amor. Para ello es muy importante saber qué rol ocupa cada uno, conocer bien las expectativas de los demás y que sean suplidas dentro de lo posible 

¿No conoces todavía cuál es tu rol?

Te animo a que hagas algo práctico, habla con cada uno de los miembros de tu familia, quizá te sorprenda lo que tienen que decirte o quizá no te atrevas a contarles lo que tú misma necesitas. Pero te aseguro que es un muy buen principio.

Si te animas a seguir leyendo mi blog, pronto hablaré sobre los roles bíblicos que Dios tiene para ti y tu familia.

Gracias nuevamente por leerme y que Dios te bendiga.












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