viernes, 16 de octubre de 2015

Maridos, amad a vuestras mujeres.


¡Feliz Viernes a todos!

Os comparto hoy la segunda parte del tema en el que nos quedamos la semana pasada. Estuvimos viendo que no solamente nosotras como mujeres nos debemos al cuidado y a la ayuda de nuestros esposos, sino que ellos tienen una parte muy importante que cumplir para  que la relación funcione y se asemeje lo más posible al diseño de Dios para nosotros como matrimonio.

Espero que el Espíritu Santo traiga luz a tu vida hoy.


"Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella (...) Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia, porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne." (Ef. 5: 25-31)


Creo que el texto por sí sólo nos dice muchas cosas, y bastante claras, además. Se podría escribir mucho acerca del tema. Yo solamente voy a hacer algunas  anotaciones que a mí personalmente me han impactado, pues no pretendo hacer ningún estudio, que ya hay muchos. Espero que te sirva lo que quiero compartir contigo hoy..

¿Qué te llama la atención?

Lo que más destaca en estos versículos es la comparación entre el amor de Cristo por su iglesia y el amor de los esposos por sus esposas. 

¿Qué clase de amor es este? 

Sin duda, un amor que va más allá de lo físico, que incluye no tan sólo las emociones, sino la mente, el espíritu y la voluntad. Este es el amor que Dios pide al varón que tenga por su mujer. Un amor abnegado como el amor de Cristo por su iglesia, que le llevó a entregarse a sí mismo por ella. 

¿Y qué quiere Cristo para su iglesia?

Una iglesia pura, sin mancha, santificada, apartada para Él. Una iglesia que le sirva y que cumpla con su misión en la Tierra. ¿verdad?

El esposo  también quiere una esposa igual para él.

De igual forma que la iglesia sin Cristo no es ni puede hacer nada, la esposa sin el esposo, y viceversa, tampoco, "no puede ir cada uno por separado" pues los dos son un equipo, "una sola carne" íntimamente unidos con una misión: edificar su hogar, impactar al mundo, dar a conocer las Buenas Nuevas de salvación. 

Me gustaría pararme  también en la frase que dice "la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia"

El marido tiene el deber de sustentar y cuidar de su mujer porque es "carne de su carne y huesos de sus huesos", no por obligación, sino por amor, porque forma parte de él mismo. 

La mujer moderna dice "yo puedo sola, no necesito al hombre para vivir". Nadie pone en duda esta capacidad, las mujeres somos muy fuertes, aunque en todos los casos, y más si se tienen hijos, es duro y penoso llevar una carga tan grande en solitario, y es porque simplemente ese no es el plan original de  Dios. 


Para terminar hoy, quiero que comprendas, como hija de Dios, por qué es tan importante conocer su Palabra y aplicarla en nuestras vidas. La Palabra es viva y eficaz (Heb. 4:12) la Palabra es luz (Sal. 119:105)y su verdad nos hace libres (Jn. 8:32)

En el momento en el que esposo y esposa desconocen estos textos que estamos estudiando: desconocen que la mujer es una ayuda idónea perfecta para el hombre, desconocen que ellas son fuertes y no débiles, desconocen, los  varones, que deben amar a sus esposas conduciéndose con sabiduría, cuidándolas como a vaso frágil, amándolas como Cristo a la iglesia, y ambos desconocen que son una misma carne, un equipo con una misión...si desconocen estas poderosas verdades que son las que pueden cambiar sus matrimonios, entonces van a creer otras verdades erróneas que van a absorber casi sin darse cuenta del exterior. 

Es por ello que cada uno tiende a mirar por sí mismo, y no por el otro, se ven como dos entidades diferentes, se juzgan el uno al otro, compiten el uno con el otro y sin darse cuenta, ¡pluf! se acabó el amor.

La Biblia nos enseña cómo debemos amar, porque realmente no sabemos cómo amar.   

Gracias de nuevo por leerme. 
















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